La semana pasada no hubo newsletter. Si estáis aquí desde hace tiempo y me seguís por Twitter (@alvabyHL) probablemente sabréis que hará unos dos años monté un grupo de música con tres de mis mejores amigos. Fue después de un concierto de Carolina Durante. Salí del bolo pensando que yo también podía hacer eso. Luego, obviamente, me di cuenta de que no era tan fácil.
Hace justo una semana estaba subido en el escenario de una de esas salas en las que siempre sueñas con tocar. O al menos, así debería ser. Digo debería porque no fue hasta pasados unos días cuándo realmente me di cuenta de la suerte que tenía. Nuestro grupo es pequeño, diminuto. Somos prácticamente nada. Pero aún y con todo eso, estaba encima de un escenario cantando canciones que nunca pensé que iban a ser nada más que notas del móvil, y todo con mis mejores amigos. Luego nos bajamos del escenario, bebimos y nos fuimos a celebrar con todos los demás que habían venido a vernos. Podría intentar describir esa sensación de que, por un momento, todo está bien, de que todo esta como tiene que estar, pero creedme cuando os digo que os estaría engañando. Ni me acercaría. Siento que a veces vivimos tan rápido y estamos tan expuestos a las vidas de los demás que todo parece poco, que nada es nunca suficiente. Qué el hecho de haber conseguido que tu y tus tres colegas estéis dando conciertos con vuestras propias canciones cuando hace poco más de dos años no sabíais ni poner cuatro acordes con la guitarra no vale nada. Qué si no tienes millones de oyentes en Spotify o si no giras llenando cada sala has fracasado en esto de la música. Pues bueno, habremos fracasado (de momento) pero que bien que nos lo estamos pasando.
En “Sintiéndolo Mucho”, el nuevo documental de Joaquín Sabina que firma León de Aranoa, el cantautor dice que “la vida en los escenarios al principio es preciosa, porque no es la vida. Es otra cosa mejor que la vida”. Puede que no sea yo el fan número uno de Sabina, ni puede que comparta ese romanticismo que caracteriza su relación con la música, pero desde que la escuché, esta frase no para de dar vueltas en mi cabeza. Siento que cualquier cosa que nos pasé a mi y a mis amigos en este camino con Los Puñales de Martín va a ser mejor que la vida. Y tanto.
“Otra cosa mejor que la vida”
Todo esto para hablar (aparte de mi grupo) de como hace unos días, El Columpio Asesino anunciaba su separación definitiva. Uno de esos grupos por los que, estoy seguro, muchos amigos han decidido comprarse un una batería, una guitarra y un bajo y empezar a darle golpes hasta que suene a algo. En su carta de despedida abrían con un primer párrafo que quiero que leáis:
Supongo (sin tener ni idea) que de esto va un poco lo que intentamos hacer. De quererse, hacer un poco de ruido, pasarlo bien y de vivir una vida que es mejor que la vida. O al menos, intentarlo.
A lo mejor os voy contando en futuras newsletters como va esto de mi grupo. Mientras tanto, te dejo nuestras canciones. Voy a cometer la osadía de dejar al lado las de El Columpio Asesino. Tú verás.
💿 Los Puñales de Martín:
💿 El Columpio Asesino:
Hernández - Café y Cultura