Puede que no exista un movimiento musical a lo largo de la historia tan influyente como el punk. Desde la literatura, la poesía, la política y, obviamente, la estética, el punk pareció impregnarlo todo muy rápidamente con su inconformismo, independencia, anarquismo y, sobre todo, con esas ganas de romper con todo lo que se había hecho hasta la fecha. Cuando se trata el tema del punk, me da mucha pereza escuchar hablar sobre algunos términos que son un absoluto cliché (efectivamente, como he hecho yo hace dos líneas) y que parecen quedarse en la parte superficial de un movimiento que realmente fue más allá del odio y la rabia contenida. No obstante, es inevitable no asociar el término “punk” a ciertos nombres, códigos, vestimentas y actitudes representativas que llevaron a un movimiento musical a traspasar barreras para seguir siendo relevante casi cincuenta años después. Muchos de estos nombres intentaron (de hecho lo siguen haciendo) colocarse el sambenito de fundadores de una estética que nació y creció en perfecta simbiosis con la música para, poco a poco, irse desligando cada vez más hasta ser entendida a día de hoy como algo independiente.
Puede que pensemos que esto de la moda punk empezó con la banda por antonomasia del movimiento. Y es que a finales de los 70 los Sex Pistols ya representaban todo aquello que se nos viene a la mente cuando pensamos en la estética punk: las Dr. Martens, el cuero, los pitillo ajustados, las cadenas, la ropa rota, los elementos del bondage, etc. A pesar de que la banda de Londres entendió a la perfección que la música y la estética iban de la mano, no puede decirse que fuesen los primeros. ¿Acaso importa? te estarás preguntando. Bueno, pues importa pero no importa. Me explico. Si queremos conocer realmente cuales son los orígenes de un movimiento para poder comprender cuál ha sido su desarrollo y entender hacia dónde puede dirigirse en un futuro pues si, importa. Si lo que estamos es juzgando el legado y la influencia de una banda legendaria como los Sex Pistols pues no, la verdad que no importa en absoluto quién llegase primero.
Sea como fuere otras figuras contemporáneas igual de importantes como el propio agente de la banda, Malcolm McLaren (veréis como este aportó su granito de arena a todo esto), o su esposa y diseñadora Vivienne Westwood, parecían querer colgarse a mediados de los 70 una medalla que no les pertenecía. Ojo, vuelvo a repetir, no estoy diciendo que su aportación al punk no fuese primordial, al contrario. Sin el entusiasmo de Vivienne por el punk durante toda su carrera en las pasarelas con la firma que lleva su nombre, estoy seguro de que la estética no se hubiese desarrollado de la misma forma ni hubiese llegado a ser tan ¿mainstream? como para ser llevada por artistas contemporáneos como Rojuu o Dua Lipa.
Para encontrar al primer hombre que encarnó la estética punk tenemos que remontarnos unos años antes de que los Sex Pistols y todos sus amiguitos comenzasen a echar la tarde por King's Road. El primer punk no estaba en Londres, estaba en Nueva York y su nombre era Richard Hell. Pues a Richard Hell lo descubre un día de casualidad tocando con Television en el CBGB de Manhattan Malcolm McLaren (os he avisado que era importante). Y Malcolm tuvo algo así como una epifanía, un poco como Scooter Braun cuando descubrió a Justin Bieber, y pensó que aquella forma de actuar, de vestir y, en definitiva, de vivir, podía tener un gran calado generacional. Y vaya si lo tuvo.
Malcolm intenta llevarse a Richard por todos los medios a Londres pero, para sorpresa de absolutamente nadie, la adicción de Richard a las drogas le impide cerrar un acuerdo con Malcolm y este se tiene que volver a Londres de vacío… ¿O no? Por suerte o por desgracia, la mentalidad de tiburón no descansa jamás y cuando Malcolm llega de nuevo a SEX, la tiendita de ropa que su mujer tiene en Chelsea, le cuenta a la diseñadora todo lo que ha visto y oido en Nueva York. Y Vivienne, que era puro talento, coge un poco de allí y un poco de allá y empieza a gestar en SEX lo que sería la semilla estética del movimiento punk. Todo esto se hubiese quedado en una mera anécdota si SEX no hubiese empezado a convertirse en el centro neurálgico de un movimiento todavía muy underground pero que estaba empezando a crecer de manera acelerada. Como no podía ser de otra forma
Es aquí dónde aparece otro de esas figuras que, si bien puede no ser muy conocida, su importancia a la hora de explicar el auge de una estética es vital. Pamela Rooke, más conocida como Jordan, era la dependienta de SEX, la tienda de Vivienne y Malcolm. Además, era intima amiga de unos jovencísimos Sex Pistols. Pues con todo esto, con las primeras piezas de Vivienne inspiradas en lo que Malcolm le ha contado de Richard Hell en Nueva York, Jordan empieza a cortar, coser, unir con imperdibles y a hacer todo tipo de piezas DIY con las que vestiría a sus amigos en los primeros conciertos. Y aquí empieza todo.
Esta es un poco la historia. Esto no significa que SEX fuese el único sitio dónde podía conseguirse este tipo de ropa. De hecho, la ropa de Vivienne era bastante cara y los Sex Pistols la llevaban robada o regalada. Lo que se inició con Jordan y con SEX fue una corriente del “hazlo tu mismo”, del “vive rápido, muere joven”. Frases que, lejos de parecer simples eslóganes, realmente marcaron a toda una generación. Al mismo tiempo la música punk comenzaba a arrasar con todo. Pero eso igual en otra newsletter.
Hernández - Café y Cultura