“Si no lo puedes tener, lo tendrás que soltar”
Esto es lo primero que dice Rosalía en “COMO UN G”, si me preguntas (nadie me ha preguntado), una de sus cinco mejores canciones. Pero esto no es una tier list de temas de Rosalía. Así que volvamos a la frase. La primera vez que escuché esto sentí una especie de crujido. Tuve la extraña sensación de que alguien me susurraba algo al oído, algo que no era capaz de entender. Mientras, aprovechando mi distracción, me robaba todo mi orgullo del bolsillo. Y yo no podía hacer nada para evitarlo. Joder, la primera en la frente. La segunda vez que la escuche fue en la misma canción. Cuando dice “si no lo puedes tener, mejor dejarlo ir” Rosalía está cambiando el continente, pero el contenido es el mismo. En toda la canción, pero especialmente en estas dos frase, hay una concepto muy potente. Un concepto que gira entorno al amor y a la pérdida. Sobre dejar marchar como último querer. Sobre soltar para poder amar.
En “La boda de mi mejor amigo” Julia Roberts nos da una lección basada en todo esto a todos. La primera vez que vi la película (doy por hecho que la has visto) pensaba que su personaje llegaría a la boda de Cameron Díaz, sabotearía los aperitivos, arruinaría la boda y se iría con el amor de su vida del bracillo. Mientras, Cameron Díaz se daría cuenta de que realmente no estaba enamorada y, tras semejante dramático acontecimiento, comenzaría a bailar con algún personaje secundario por el que a lo largo de la película no ha mostrado ningún tipo de interés y se nos dejaría entrever que ahora sí ha encontrado a su media naranja y todos felices y tal tal tal. Nada de esto. Y menos mal.
Creo que no me equivoco si digo que en algún momento todos hemos sido un poco como Julia Roberts en esta película. Hemos querido demasiado tarde. Cuando hemos sentido ese escalofrío de la pérdida tan cercano que ya era irremediable, entonces hemos pataleado, llorado, y movido cielo y tierra para decirle a esa persona lo que sentíamos, generando incluso dolor a nuestro paso. Hemos, como Julia, menospreciado a la Cameron Díaz de turno, intentando hacer de menos para aparentar más y consiguiendo justamente el efecto contrario. Porque cuánto más quieres algo, más deprisa parece alejarse. Hemos pensado firmemente, autoconvenciéndonos de una forma casi esquizofrénica, lo de que nadie te va a querer como yo te quiero y todo eso, que la otra parte se esta equivocando, que va a arruinar su vida si no está a nuestro lado, que solo nosotros somos lo suficientemente buenos. Y puede ser eh, puede ser. Pero no ahora.
Lo bueno que tiene el cine es que existe el arco de redención del personaje, algo que en la vida real no siempre ocurre. Por suerte, los guionistas de la película escribieron un más que aceptable arco de redención para Julia Roberts y al final esta se da cuenta de que quiere tanto que no puede hacerle eso a la persona a la que ama, ni puede seguir haciéndose eso a ella misma. Porque a ella también él la ama pero quizás en otro lugar, en otro momento y de otra manera.
Dejar marchar también es amor. No por hacerlo quieres menos ni dejas de querer. Quieres distinto. Quieres todo lo que se puede querer a alguien que se ha despegado de tu piel para siempre. No quieres como a ti te gustaría, pero quieres. Lo que pasa es que tu quieres querer de cerca, quieres querer chocando, generar chispas y luego fuego. Como dos piedras que se encuentran rodando montaña abajo. El problema es que ahora, en este momento y en este lugar, puede que amar signifique dejar marchar. Olvidar el apego para seguir recordando. Siempre hacia adelante. Porque como le dicen a Julia en la escena final: “la vida sigue y seguro que habrá baile.”
Lo que Julia Roberts nos enseña es que hay veces que hay que querer así, desde la distancia. No en plan acosador enfermizo, sino siendo consciente de que lo que te separa de la persona que quieres es un muro infranqueable y, aún sabiendo esto, ser capaz de querer. No se puede amar de verdad cuando sientes que una parte no está donde le corresponde, donde quiere estar. Porque es muy fácil amar en el contacto, pero no es tan fácil seguir queriendo de la misma forma a alguien que se aleja, que sabes que no volverá. Aunque, probablemente, a ninguno de los dos os gustaría tener que volver a ningún lado, porque jamás quisisteis iros. Pero así son las cosas y lo que pasó pasó y ahora yo estoy aquí y tu estás allá y todo eso. Y de esto se han dado cuenta Julia Roberts y Rosalía. Porque querer es entender que muchas veces no hace falta morir ni matar por nadie, simplemente saber cuando soltar su mano.
Amar, creo yo, es esto. Esto y muchas más cosas, pero principalmente esto.
Graciasjuliaroberts.
Hernández - Café y Cultura