Llega el otoño. Y con él la necesidad de renovar un armario que, por algún extraño motivo, de ningún modo te representa. Las tendencias se han ido amontonando a lo largo del año y te parece impensable utilizar la misma prenda durante dos temporadas seguidas. Porque a eso es a lo que nos hemos acostumbrado. Prendas de usar y tirar. Porque ya nada te gusta. Porque nada de lo que tienes se lleva. Porque estos pitillos negros no dicen nada de ti.
Comienzas a sacar prendas y prendas de ropa del armario al mismo tiempo que te escandalizas al pensar que la gran mayoría de esas piezas te las has puesto una o ninguna vez. La solución a esto, de forma ontraintuitiva, parece pasar por comprar más. Las pestañas de las páginas webs de las principales firmas de moda rápida como ZARA, Bershka, Mango, H&M o Pull&Bear se suceden en la pantalla de tu ordenador mientras la sangre comienza a hervirte porque no queda ni una sola talla de nada de lo que te gusta. El resultado es una frustración incontrolable que te lleva a comprar lo que sea con tal de recibir esa inyección de dopamina que supone una compra online. Porque, total, esta camiseta con el estampado más hortera creado por la raza humana “solo vale 10 eurillos”. Al mismo tiempo, tu armario sigue igual de mal. Sólo que ahora, parece que un ciclón se haya desatado en su interior.
De todo esto sabe mucho Marta D. Riezu. En su libro ‘La moda justa: una invitación a vestir con ética’ (Anagrama) sienta las bases acerca de como debería ser nuestra relación ideal con la moda. Por un lado, Marta explica que deberíamos ser más conscientes de qué prendas necesitamos en nuestro armario y comprar, en relación a esto, únicamente lo justo y necesario. Aconseja evitar compras impulsivas justificadas, como he dicho anteriormente, por el bajo precio de la prenda. Porque, este bajo precio, muy probablemente sea posible gracias a unas condiciones de trabajo que no garantizan unos mínimos acorde con la dignidad de los trabajadores. Esta, la concienciación de los consumidores acerca de las condiciones laborales en las que fue elaborada la prenda, el interés de los mismos por obtener piezas que garanticen la integridad y la ética del proceso productivo, es otro de los grandes temas que abarca el ensayo de Marta.
Investigación 🔎
Este libro es una especie de guía espiritual acerca de la forma en la que nos relacionamos con la moda. Porque todos y cada uno de nosotros formamos parte de la rueda de la industria textil. Da igual si te interesa la moda, si no, si gastas mucho en ropa, si gastas poco, la moda es algo que nos afecta a todos en mayor o menor medida.
A pesar de estar de acuerdo con todo lo que aparece en el libro, soy consciente de que llevar la teoría a la práctica es un camino trabajoso. Huir de la comodidad de comprar desde el sofá de casa el primer vaquero que ves en la app de ZARA no es sencillo. Y más cuando el camino contrario supone, en muchas ocasiones, convertirte en una especie de detective para poder garantizar que la prenda que estás comprando realmente responde a todas las etiquetas ‘verdes’ que la firma le ha colocado. Porque ahora que lo eco friendly es tendencia, las marcas no dudan en explotar los etiquetados de las prendas colapsándolos de términos que suenan muy bien pero que, en el fondo, no significan que la elaboración de la prenda haya sido más sostenible. De esta forma, las firmas consiguen vender más (¡sorpresa!) y el consumidor se va a casa pensando que está salvando los bosques. Win- Win de manual.
Alejarse del ruido 🗣️
La complejidad del asunto pasa también por tratar de apartar el ruido. Yo mismo me he sorprendido ansiando una pieza que antes no había llamado mi atención bien por estética o bien porque no la necesitaba realmente. Pero, en mitad del proceso entre que un producto no llama tu atención hasta que sucumbes y acabas comprándolo hay un bombardeo constante en TikTok e Instagram de imágenes de outfits, reviews, get ready with me, y demás formatos que hacen que tu cerebro mande a paseo las buenas prácticas que expone Marta D. Riezu y te ‘obligue’ a comprar algo que no es, de ningún modo, imprescindible.
Para evitar esto es importante realizar un ejercicio mental muy grande. No, no necesitas las Adidas Samba. No, los parachute pants no van a suponer un cambio sustancial en tu vida. No, no vas a usar las gafas de sol estilo ciclista más de un mes.
Qué difícil es todo. Ya me puedo aplicar el cuento.
Hernández - Café y Cultura