He estado dándole vueltas, no pocas, a como debía empezar nuestro camino en esta newsletter y, especialmente, a si el nombre que al final le he dado para acompañar al “café” de mi amigo Tomás Alonso era o no válido. Por un lado, me parecía que el término “cultura” encerraba algo rancio, algo asociado al pasado, elitista y que no aceptaría bajo su amparo todos los temas que quiero abarcar en estas sesiones semanales. Por el otro, se me hacía difícil pensar en otro concepto capaz de englobar tantas disciplinas y artes como las que quiero tratar aquí. ¿La solución? abrazar el concepto tal cual es, con sus luces y sombras, aceptando que quizás no sea el
Café 0. Es un comienzo.
Café 0. Es un comienzo.
Café 0. Es un comienzo.
He estado dándole vueltas, no pocas, a como debía empezar nuestro camino en esta newsletter y, especialmente, a si el nombre que al final le he dado para acompañar al “café” de mi amigo Tomás Alonso era o no válido. Por un lado, me parecía que el término “cultura” encerraba algo rancio, algo asociado al pasado, elitista y que no aceptaría bajo su amparo todos los temas que quiero abarcar en estas sesiones semanales. Por el otro, se me hacía difícil pensar en otro concepto capaz de englobar tantas disciplinas y artes como las que quiero tratar aquí. ¿La solución? abrazar el concepto tal cual es, con sus luces y sombras, aceptando que quizás no sea el