La última semana de agosto es siempre un momento duro del verano. De la vida, en general. Las vacaciones, para los afortunados que las tienen, se terminan, y tu vida parece encaminarse al precipicio que es septiembre cuando ni siquiera has subido al bote salvavidas. Sientes que no has exprimido al máximo tus vacaciones, que no has cumplido con lo que se esperaba de ti como veraneante, que te has perdido algo. Has fallado a Robin Williams en ‘El Club de los Poetas Muertos’. De ningún modo has vivido el momento. No se puede decir que el Carpe Diem defina tus vacaciones.
Los más rezagados intentan aprovechar los últimos coletazos estivales con apresurados planes de última hora que nunca terminan demasiado bien, pues la angustia de haber dejado correr los días es ya insalvable. El verano ha pasado rápido, demasiado, quizás, y tú, intentas en vano recuperar el tiempo perdido. Un poco como ese director deportivo que trata de cerrar el fichaje de cierto extremo brasileño, rápido y con desparpajo, que la pone bien al segundo palo con el interior, pero al que le falta involucrarse un poquito más en tareas defensivas. Todas las partes están interesadas, pero son las 23:55 y sigues negociando las condiciones.
En la mesita de noche permanecen esos libros que pensabas terminar hace un mes, cuando las vacaciones parecían infinitas y la lectura te resultaba un plato tan apetecible. Compraste una pila de “lecturas de verano” en Am*z*n y claro, son libros que, por algún extraño motivo, crees que no vas a poder disfrutar igual el resto de estaciones. Ahora, TikTok e Instagram monopolizan la pantalla de tu móvil mientras piensas que deberías hacer algo, que eres joven, que es verano, que el tiempo perdido nunca vuelve y que todo el mundo está de categoría en esa fiesta en la que todos están guapísimos y muy salados después de haber pasado el día en una playa de agua absurdamente cristalina, a la cual han accedido haciendo una cola de más de dos horas en un coche cuyo aire acondicionado parece entretenerse atentando contra tu garganta (pero eso nunca, bajo ningún concepto, debe publicarse).
Este individuo, obsesionado con el irremediable ocaso del verano, sumergido en la angustia metafísica del no tener nada que hacer los últimos días de vacaciones, podría haber sido un servidor, perfectamente. Sin embargo, la enfermedad se cruzó en mi camino para, contradictoriamente, salvarme de mi hastío. El hecho de haber caído enfermo (nada grave, no se preocupen) me liberó de las cadenas del remordimiento y me permitió aceptar con solemnidad y dignidad que el verano se acababa. Y lo que es más importante: no iba a hacer nada para evitarlo. Así pues, mientras unos se obligaban a disfrutar de soleados días de playa, fiestas patronales y escapaditas a la montaña para “coger fuerzas y respirar aire puro antes de empezar a currar”, yo me vi la trilogía de películas de ‘John Wick’. Ese tipo si que no coge vacaciones. Todo el día pegando tiros y matando gente. Acaba el día y vuelve a empezar. Pegar tiros y matar gente. Y acaba la película pegando tiros y matando gente. Y la siguiente película empieza pegando tiros y matando gente.
En las películas de ‘John Wick’ no existe el verano, ni las vacaciones, no se han inventado. Si lo hubiesen hecho Keanu Reeves hubiese preferido, en vez de liarse a pegar tiros, subir una foto de una paradisíaca playita añadiendo “Cala Granadella” en la ubicación, o no. Estoy a la espera de la cuarta película de ‘John Wick’. Por supuesto, la veré en vacaciones, la estrenen cuando la estrenen. Por supuesto, espero ver al bueno de Keanu pegando tiros y matando gente. Confío, por el bien de Keanu, en que el verano no llegué nunca a las películas de ‘John Wick’. Creo que martirizarse pensando que ha desaprovechado sus vacaciones es lo único que podría matarle.
Esta edición, como el verano, se termina aquí. Pero no estéis tristes. Cuando leáis esto apenas será dos de septiembre y aunque el verano haya muerto como cualquiera que se cruce en el camino de Keanu Reeves, su espíritu seguirá entre nosotros, porque, como dijo @Fel_blan, a la vida hemos venido a veranear.
Hernández - Café y Cultura
John Wick NO teniendo vacaciones
Para pensar, desde luego soy de los que ven el inevitable final del verano, de igual manera que ven el final la gente a la que John Wick pega tiros y mata