Café 5. Los nuevos alfas.
Escribe Chuck Palahniuck en su novela ‘El Club de la Lucha’ que la libertad consiste en perder toda la esperanza. Estos días he pensado que, quizá, estemos cada vez más cerca de alcanzar la ansiada libertad porque la esperanza, si te asomas al negro abismo que es Internet, parece hundirse en las fauces de los nuevos gurús de la masculinidad más tóxica. Y es que parece existir en las redes una micro cultura que venera, de forma más o menos irónica, a un amplio elenco de personajes cinematográficos posicionándolos como tótems entorno a los cuales recrear una estética, un comportamiento o una actitud ante las situaciones sociales que dista mucho de ser aceptable, positiva o enriquecedora.
Siento informar de que estos personajes, que van desde Tyler Durdeen de ‘El Club de la Lucha’, pasando por Patrick Bateman de ‘American Psycho’, hasta Tony Montana de ‘Sacarface’, no fueron concebidos para ser tomados como referencia en ningún aspecto vital. Para darse cuenta de esto basta con ver las películas que protagonizan, algo que parecen no haber hecho (o eso quiero pensar) los que colapsan sus avatares de Twitter, Instagram, Facebook o TikTok con imágenes de estos. Tyler Durden es un anarquista que juega con el terrorismo como forma de acabar con todo, Patrick Bateman un yupi psicópata y asesino en serie y Tony Montana un narcotraficante colapsado por los excesos que ve caer su imperio ante sí antes de morir tiroteado. Bien es cierto que la construcción de estos personajes corre a cargo de auténticos genios del guion que, junto con la caracterización cinematográfica relevada a cargo de gigantes de la pantalla como Brad Pitt, Christian Bale o Al Pacino, han conseguido que el personaje final resulte, al menos en un plano muy superficial, verdaderamente carismático, complejo y atractivo.
Bret Easton Ellis, autor de American Psycho, desarrolló un personaje que pretendía reflejar la vorágine en la que estaba atrapada una sociedad sometida a la cultura del consumismo, del insaciable capitalismo que, en el último estrato de su aburrimiento, encuentra en el asesinato la forma de canalizar su constante insatisfacción. En ningún momento estaba entre sus intenciones crear un personaje de culto, venerado como reflejo de lo que está bien para ser un auténtico alfa, un auténtico hombre. Esto no han parecido entenderlo, o quizá lo han entendido demasiado bien, individuos como Andrew Tate que han construido su personalidad en redes a partir de un refrito que selecciona cuidadosamente lo peor de cada uno de estos y otros personajes. Afortunadamente, pienso que tipos como Tate, únicamente pretenden llamar la atención con sus declaraciones, viralizar todas y cada una de sus palabras, aparecer constantemente en la pantalla de tu móvil para, al final, conseguir venderte su curso, su merchandising, o cualquiera que sea la forma que se les haya ocurrido para sacarte los cuartos.
En contrapunto diré que el meme que se ha creado entorno a estos personajes y a los individuos que los idolatran e imitan me parece maravilloso. Lo que en un primer momento pienso que se creaba como un contenido motivacional que utilizaba a estos personajes como reflejo del éxito o el buen hacer, es decir, un contenido “serio”, ha derivado en un contenido revestido de muchas capas de ironía que, nuevamente, utiliza a estos individuos, pero ahora para ridiculizar los comportamientos que antes aplaudía. Por eso cuestionaba al principio si, realmente, Pablo, desde Ponferrada con su cuenta de Twitter con Tony Montana de avatar, encuentra en el personaje un ejemplo a seguir o, simplemente, una divertida caricatura de lo que no está bien.
Me da auténtico pánico pensar que mi generación y las venideras verdaderamente crean que algunos de estos comportamientos son replicables o que algunas de estas acciones pueden ser imitables sin parecer un auténtico sociópata. La triste realidad es que, exista o no ironía en el contenido publicado alrededor de estos personajes (personalmente creo que el contenido irónico gana al no irónico), la verborrea machista y misógina que líderes de este movimiento “pro alfas” como Tate llevan por bandera, está teniendo un calado inmediato en jóvenes altamente influenciables por el contenido que consumen en redes. Quizá, cuando queramos darnos cuenta, tengamos una generación de jóvenes que ha retrocedido mentalmente cincuenta años y que luce con orgullo y tatuado en el pecho el “The World is Yours”.
Hernández - Café y Cultura
Tony Montana en ‘Scarface’ (1983)